15 sept 2015

Ponga un gato en su vida

En general, como a todo el mundo, me gustan los animales: la ternera, el pollo, el pavo, el cerdo, la dorada, el atún... todos son manjares deliciosos con un mínimo esfuerzo.

De compañía, también: perros, gatos, pájaros, peces... todos me agradan y nunca les niego una caricia (salvo a los peces, por la dificultad en la ejecución de la caricia)

Pero hoy, al llegar a casa, triste, taciturno y cabizbajo por cómo había dejado a mis padres, me he encontrado con la sorpresa de un nuevo miembro en la familia. Me ha parecido ver un lindo gatito pero mi estado de ánimo me ha impedido expresar la alegría que tal acontecimiento merece.

Mi señora ha dicho que es temporal, que mi hija lo ha traído a casa porque iban a matar a la camada, que tan pronto como le encontremos un hogar, se irá de casa.

La caja con arena para gatos, la bolsa de comida para gatos con pollo (la comida, no los gatos), la cara de "madre adoptiva" con que mi esposa miraba al animalito, y el hecho de que ya tenga nombre me han hecho dudar ipso facto de la temporalidad del asunto.

Así que, ante lo inevitable, me he dado media vuelta y me he metido en la ducha a enfriar las ideas.

Bienvenido, Míster Williamson.

Sí, me gustan los animales. Lo que no me gusta es la obligación.


No es este, pero se le parece
No es este, pero se le parece

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